LAS ESCARAS: EN PACIENTES ENCAMADOS POR MUCHO TIEMPO?


Las escaras son lesiones ocasionadas por deficiente circulación sanguínea en zonas determinadas del organismo, mismas que, debido a falta de movilidad, sostienen gran parte del peso corporal durante largos periodos de tiempo. Por ello, los grupos más vulnerables son individuos convalecientes o que permanecen inmóviles en cama, así como usuarios de sillas de ruedas y personas de la tercera edad.

Habitualmente las escaras causan cierto dolor y comezón poco antes de formarse, pero en el caso de las personas con sensibilidad afectada se pueden desarrollar heridas muy graves y profundas sin que lo noten; este hecho llega a ser muy alarmante debido a que puede presentarse un proceso infeccioso ocasionado por bacterias oportunistas, el cual retrasa la curación e incluso puede constituir una amenaza mortal cuando la lesión es muy profunda.

El mayor riesgo de estas molestas heridas radica en que pueden infectarse, entorpecer y prolongar periodos de atención hospitalaria e incluso amenazar la vida del paciente. Por fortuna, la mayoría de las escaras pueden evitarse a través de medidas de prevención concretas.

Las úlceras por presión se clasifican de acuerdo a sus posibles grados de evolución en los siguientes tipos o grados:
  • Uno. La lesión no está formada realmente, pero la piel luce enrojecida.
  • Dos. Los tejidos se inflaman, endurecen y se vuelven oscuros (escaras); muchas veces se forman ampollas y comienza la destrucción de la epidermis
  • Tres. La úlcera se abre y dejan expuestas las capas más profundas de la piel.
  • Cuatro. La herida se extiende profundamente a través de la piel y la grasa hasta el músculo.
  • Cinco. El mismo músculo queda destruido.
  • Seis. Es el más profundo de los estadios de úlcera por presión; se observa incluso el hueso, dañado y a veces infectado.

La aparición de escaras puede prevenirse mediante intensiva atención al paciente, lo que implica la participación de asistentes y familiares, además de enfermeras. La cuidadosa inspección diaria de la piel de las personas que permanecen en cama o utilizan silla de ruedas permite detectar el enrojecimiento inicial, mismo que es el indicador de que se requiere de acción inmediata para evitar la ruptura de tejidos. Se debe ser especialmente cuidadoso en las zonas que reciben mayor peso y que son presionadas por huesos, como caderas, parte inferior de los glúteos, base de la columna vertebral y talones.

Quienes no pueden moverse por sí solos deben ser cambiados de posición con frecuencia, de modo que en ocasiones queden recostados de lado y otras boca arriba, de acuerdo a las recomendaciones del médico; lo habitual es hacerlo cada 2 horas y mantener la piel del paciente limpia y seca.

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